Mundo menguante, eclipsante, naciente, reluciente. Acampado de sueños, amalgamado de esperanzas. Fuera de contexto, incesante, imparable. Lugar de semillas y frondosos bosques. Mundo verde y salvaje. Continúo y descontinuo. Lugar de creación y sanación. De exploración y encuentro. Así un mundo... una flor.
EL NADAÍSMO Y «EL POETA», DE GEORGE WALLACE
Hace 3 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario