La historia de una "trascendencia"

Un pequeño ser caminó dos kilómetros. Su travesía duró varias horas, su tamaño, una décima de una pulgada daba cabida a especular que por supuesto demorara mucho tiempo. En el camino solitario hasta la llegada a su morada intuyó que algo más allá de las altas cumbres de los árboles existía. Siempre vivió en el bosque, siempre caminó por ese pequeño camino escarpado y lleno de grande hojas, pero nunca había imaginado ni visto lo que se ocultaba bajo ese techo de ramas y hojas. No se acercó ni siquiera a imaginar que había mas allá de todos esos tallos gigantescos de Abedules, cipreses y fresnos. Su rutina era su camino, su mundo su bosque, su emoción, las gotas que caían sobre las hojas los días de lluvia. Su nombre es Raúl, un pequeño habitante de una comunidad de seres anatómicamente imposibles. Este fue su pensamiento cuando por casualidad se preguntó: "¿Donde termina mi mundo?":

Hablando consigo mismo en voz alta, así fue:

- Ya que he caminado casi una hora, me pregunto si siguiese caminando toda mi vida ¿dónde terminaría?... quizá me encuentre con algo diferente, quizá encuentre algo que ninguno de mis hermanos anatómicamente imposibles ha visto, quizá me convierta en alguien muy muy rico, nunca más me preocuparé por entrar a ese horrible hormiguero, seré libre de hacer y morder lo que quiera y siempre tendré nueces para comer.

No había dado cuenta de que lo seguían, escuchaban su filosofía, y mientras hablaba, el otro ser anatómicamente imposible se le acercó por la espalda (que era mas bien sus patas) y abordándolo le dijo:

- Te he escuchado hablar de la vida, me parece interesante esa palabra.

Él la miró fijamente, quedó anonadado por su intempestiva llegada y no se recuperó del susto tan impresionante hasta muchos días después. Una vez, luego de unos cinco o seis minutos, volvió a la tierra. La miró. Era perfecta dentro de su imposible anatomía... él abrió la mandíbula:

- Disculpa, no escuché lo que me expresaste...
- Dije que te he escuchado hablar sobre la vida, me parece interesante. Por cierto, ¿que te pasó durante este tiempo?, estuviste un poco quieto, me estaba preocupando.
- No fue nada, solo que me paralicé a propósito.
- Y como logras paralizarte a propó... bueno, no importa, ¿me dejarías caminar a tu lado?, ¿hacia dónde te diriges?
- A mi morada, aún me falta al menos dos horas más.
- Es mucho tiempo, ¿te puedo acompañar?
- Sí, claro...
- Por cierto mi nombre es Oriana. Significa hecha de oro, ¿no te parece lindo?
- Sí bueno...
- Y ¿cuál es tu nombre?.
- Raúl
- Hola Raúl
- Lindo día ¿no?
- Si, pues, el día de ayer fue igual...
- ¡Siii, También fue un lindo día el de ayer!. Bueno... cuéntame sobre lo que pensabas, tenemos dos horas más y hay que aprovecharlas.
- Pues solo me preguntaba que pasaría si sigo caminando en mi vida a donde llegaría. Solo eso, no creo que sea muy interesante a decir verdad.
- ¡Yo no lo creo así!, me he preguntado lo mismo y lo hice. Conozco que hay mas allá de los abedules, cipreses y fresnos. Hay un mundo muy diferente, un mundo donde reina la paz, donde las criaturas no se atormentan, donde uno puede estar, ser y dejar ser. De verdad es un mundo magnífico y hermoso.
- Y si es tan magnífico y hermoso ¿porqué no te quedaste allá?
- Bueno, sencillamente no tenía con quien hablar.
- Vaya razón para no quedarse...
- Raúl, somos como somos, nuestros deseos se proyectan y se hacen tangibles en nuestras manos. Solo quería tener alguien con quien hablar, y ahora encontré mi compañía perfecta para estar en ese maravilloso lugar. ¿Te parece si caminamos unos dos días más?
- Sí, me encantaría.

Por : Paper
0 Comments

No hay comentarios: